Dineros oscuros que no tienen condena judicial ni sanción social

Como los que más gastan no dan detalles, se puede sospechar que el origen de los fondos está fuera de la ley.

¿Es dinero producto de actos de corrupción? ¿Hay plata de empresarios interesados en recibir favores de la Municipalidad y/o el Concejo Deliberante? ¿Hay lavado de fondos? ¿Circulan billetes manchados por su relación con el crimen organizado, como el narcotráfico, que en otros países financia campañas a intendentes o alcaldes?

La lista de preguntas se multiplica tanto como la ausencia de respuestas. Y mientras los que más gastan sigan sin dar respuestas fundadas y documentadas, todas las conjeturas deberán considerarse válidas.
Termina hoy la campaña electoral más costosa de la historia de la ciudad de Córdoba. Serán muy difíciles de entender las razones por las que se gastó igual en la campaña para gobernador que para intendente capitalino, más si se tiene en cuenta que en la anterior, de hace un mes, se superaron –en algunos casos en forma muy holgada– los topes impuestos por la ley.

Las normas provinciales y nacionales son burladas sistemáticamente por partidos y dirigentes, y los jueces electorales sólo toman medidas decorativas. Cuando hay que ver los números grandes, la auditoría real de gastos, el rastrillaje del origen de los fondos, se encargan de vendarse los ojos tan fuerte como los tiene la figura que simboliza a la Justicia.

Y en la ciudad de Córdoba no hay norma alguna sobre fondos de campaña. Ni una sola línea.
Es decir que, al atraso que implica no poder votar a un candidato a intendente de un partido y lista de concejales de otro, entre otras anacronías en materia de legislación electoral, se suma este vacío legal en materia de fondos de campaña.

Ni a radicales, ni a peronistas, ni a kirchneristas, ni a juecistas –fundamentalmente a estos últimos, que llegaron a tener casi los dos tercios del Concejo Deliberante– les importó en lo más mínimo sancionar ordenanzas que fijaran ciertas reglas de transparencia para los períodos proselitistas.

Y ahora, los que gastan poco se rasgan las vestiduras y los que queman fortunas silban bajito y miran para otro lado.

A dos puntas. ¿Por qué insistir tanto en la ruta del dinero de una campaña? Porque en una punta de ese camino pueden encontrarse “ahorros” de los candidatos a partir de dineros mal habidos en la función pública y en la otra tal vez estén los compromisos del futuro gobernante para cumplir –en contra del interés general– con aquel que lo financió.

Bien vale recordar que los que más gastan son los que ejercen o ejercieron el gobierno. En esta campaña para intendente, quedó claramente reflejado. Y quedó reflejado también el interés en poner dinero, en algunos casos mucho, de quienes ejercen actividades que dependen de decisiones del intendente y los concejales.

Pero esa ruta no es objeto ni de investigación judicial ni de preocupación social.

Mientras los jueces, que últimamente son más garantes que perseguidores de la corrupción, sigan sin mostrar ningún tipo de interés en averiguar cómo están compuestas y de dónde salen esas fortunas, y mientras la sociedad no imponga castigo alguno a los que las gastan, a los que no rinden cuentas, y siga considerando como un elemento marginal estos comportamientos al sopesar su voto, seguirá habiendo mucha plata tan oscura como manchada de sospechas.

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/noticias/politica/dineros-oscuros-que-no-tienen-condena-judicial-ni-sancion-social

 

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