La policía detiene a 16 jueces en Nápoles por trabajar para la Camorra

Dieciséis jueces de asuntos tributarios de Nápoles disfrutaban de dos sueldos. Uno, del Estado italiano, cada vez más pobre. Otro, de la Camorra, cada vez más boyante. La Guardia de Finanzas (policía especial de delitos económicos) los ha detenido este lunes junto a un elenco muy variado de industriales, funcionarios, hombres de paja y hasta un abogado de renombre que además impartía clases en la Universidad. En total, unos 60 detenidos por colaborar con uno de los clanes de la Mafia napolitana, el de los Fabbrocino, en el lavado de dinero del crimen para su posterior envío, ya reluciente, a los afamados paraísos de Liechtenstein, Luxemburgo y Suiza.

La operación vuelve a demostrar hasta qué punto la Mafia teje sus redes desde las esquinas donde se vende la droga o se decide qué músico toca delante de un restaurante hasta los despachos de Hacienda pasando, cómo no, por los hombres de negocios. Empresarios de la construcción, el turismo o la alimentación han sido detenidos en la operación y, lo que a la postre suele ser más importante, desposeídos del botín.

La Guardia de Finanzas, en colaboración con fiscales de la Dirección General Antimafia, ha confiscado terrenos, edificios, vehículos, cuentas corrientes y acciones. Según las primeras estimaciones, más de 1.000 millones de euros. De los 60 encausados, 22 ya han ido a parar con sus huesos a la cárcel, otros 25 están en arresto domiciliario y el resto no podrá abandonar la zona de Nápoles. Los pliegos de acusación van desde lavado de dinero procedente del crimen hasta corrupción en actos judiciales.

Desde que Mario Monti está en el poder, la Guardia de Finanzas se ha venido arriba. De hecho, el primer ministro acudió hace unas semanas a un encuentro con la cúpula de la policía financiera para ofrecerle su apoyo y lanzar, de paso, un mensaje a la población: “La lucha contra la evasión fiscal es ineludible, una cuestión de equidad. Si cada uno declara lo que debe, la presión del fisco será más leve para todos”.

El objetivo, según los analistas, no solo es quitarle el dinero a los mafiosos de distinto calado, sino también la fama de invencibles y hasta de imprescindibles para el funcionamiento del país. Esa pátina que, unida al miedo que infunden, convertía sus negocios en los más lucrativos. De todas formas, y en tanto que la lucha moral se libra, Mario Monti parece haber asimilado que a Alphonse Gabriel Capone, más conocido como Al Capone, lo lograron condenar a 11 años en Estados Unidos por evasión de impuestos y no por su dilatada y conocida trayectoria criminal. Ley Seca al lavado de dinero en la Italia de la crisis.


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