Casi 10 años después, prisión condicional para Sara Alé

En juicio abreviado, la ex legisladora del PJ fue inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos. Culpable de estafa y peculado.

Llorando en los brazos de una de sus cinco hijas, Sara del Rosario Alé escuchó el veredicto del juicio abreviado que ayer la condenó a tres años de prisión condicional e inhabilitación absoluta y perpetua para ejercer cargos públicos.
Era una sombra de aquella estampa de poderosa legisladora delasotista que durante casi 10 años bregó para evitar la acusación de 11 hechos de estafa y peculado de servicio, ambos reiterados y continuados.
Con un hilo de voz apenas audible, terminó aceptando los cargos luego de un minucioso como paciente interrogatorio del presidente del tribunal de la Cámara Sexta del Crimen de Córdoba, Julio Guerrero Marín. Luego, ante la pregunta de Alberto Crucella, aseguró que estaba arrepentida.
El acuerdo entre las partes permitió que todo se desarrollara en una breve audiencia. El fiscal de Cámara, Manuel Sánchez, y el querellante particular, Luis Juez (en representación de Sabino Evaristo Aquino, uno de los damnificados), firmaron el entendimiento con los defensores Carlos Hairabedian y Sebastián Becerra. El acuerdo contempló que la acusada reconozca debidamente ser culpable de toda la acusación.
Según la instrucción, Sara Alé cometió a comienzos de la década pasada los delitos de estafa continuada (en el tiempo) y reiterada (por siete hechos) y de peculado de servicio continuado y reiterado (cuatro hechos). Por un lado, les retiraba haberes a los empleados legislativos; por otro, utilizaba a esos agentes para que oficiaran de choferes, jardineros, plomeros o gasistas, con fines ajenos a la función pública, en especial para las necesidades de su hogar.
Tribuna abreviada. Luego de escuchar la acusación y el interrogatorio del presidente del tribunal en el que confesó Alé, el fiscal Sánchez expresó sus conclusiones. Estimó que para llegar al acuerdo se tuvo en cuenta la salud endeble, y 
–según el Tribunal de Justicia– la condicionalidad de la pena se apoyó en el pronóstico exiguo de reiterar el delito.
“Llegamos a esta instancia después de un largo peregrinar: nueve años y medio”, dijo Juez cuando le tocó alegar. Así, se quejó de “todos los vericuetos, artilugios para eludir toda responsabilidad”. “Era la representante en la Legislatura provincial del todopoderoso gobernador de aquella época”, sostuvo en referencia a su rival, José Manuel de la Sota.
Sobre el querellante Aquino, destacó su entereza y su decisión a sostener la acusación aun quedándose “sin trabajo, tener que irse del barrio y quedar convertido en un paria”.
“No nos alcanza el arrepentimiento ni la condena, si no sirven de ejemplo y de escarmiento para los miles de Sara Alé que habrá en la provincia”, concluyó Juez, haciendo uso de una tribuna política reducida.
A su turno, Hairabedian se quejó porque tuvo que vencer sus “más firmes y arraigadas convicciones sobre el instituto del juicio abreviado”, ya que es “una forma de amordazar al acusado”. Pero advirtió que en este caso había “arrepentimiento”, por lo que se convierte en un “acto de depuración, de higiene social”.
Hairabedian señaló que “este es uno de los actos más humillantes para quien haya sido elegido para representar al pueblo”. Aclaró: “No hemos sido los abogados de la impunidad, sino de la legalidad”.
Al leer el veredicto, Guerrero Marín dijo que iba a “romper el protocolo”. La acusada había estado llorando en los últimos tramos de la audiencia y el presidente del tribunal pidió que una de sus hijas la acompañe.

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